jueves, 24 de noviembre de 2011


CARTA DE UN HIJO A TODOS LOS PADRES DEL MUNDO

No me des todo lo que te pido
A veces, sólo pido para ver hasta cuánto puedo recibir.

No me grites
Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, aunque yo no quiero hacerlo.

Trátame con amabilidad y cordialidad, igual que a tus amigos
Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.

Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice
A veces, ni yo mismo lo sé.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro.

Haces que pierda la fe en lo que dices y que me sienta mal.

Cuando te equivoques en algo, admítelo
Mejorará mi opinión de ti y me enseñarás a admitir también mis errores.

No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos
Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir, y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra.

Déjame valerme por mí mismo
Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender.

No me des siempre órdenes
Si en vez de ordenarme hacer algo a veces me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer
Decide y mantén esa decisión.

Cumple las promesas, buenas o malas
Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.

Cuando te cuente un problema no me digas: “eso no tiene importancia…”, o “no tengo tiempo para tonterías”
Para mí sí la tiene: trata de comprenderme y ayudarme.

No me digas que haga algo que tú no haces
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

Juega conmigo de vez en cuando
Aunque no te lo diga, tú siempre serás mi mejor compañero de juegos.

Quiéreme y dímelo
A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo. 

1 comentario:

  1. Esta carta verdaderamente te hace reflexionar y darte cuenta de todos los "fallos" que cometemos con nuestros hijos, y que no valoramos realmente las pequeñas grandes cosas que vivimos cada día con ellos, y lo que nos pueden llegar a enseñar nuestros propios hijos.

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